Realizado con #Pixlr # – http://pixlr.com/mobile
Estoy en medio de un aguacero después de un día caluroso.
Esto me hace reflexionar sobre el estado del tiempo atmosférico (condiciones meteorológicas o instantáneas de la atmósfera que determinan el pulso de corto plazo sobre la biosfera).
En un país como Colombia, cuya meteorología es tan compleja, es común oír a la gente que el «clima» no lo predice nadie. Hace años la cara visible del IDEAM (Instituto de Estudios Ambientales y Meteorología) era Max Enriquez, el meteorólogo que salía en en los noticieros haciendo los pronósticos del tiempo. Era un chiste popular decir que el Max Enriquez no le pegaba ni al mundo hinchado. Ayer como hoy, cuando el Sr. Enriquez, es una figura del pasado, y ha sido reemplazado por lindas modelos o presentadores (masculinos) que poco saben de meteorología, es igual de desagradecida la tarea de la predicción del tiempo, aunque varias ciudades tienen sus propios radares meteorológicos. ¿Por qué? En general, dada la naturaleza dinámica y compleja de la atmósfera, como un fluido, es una cuestión de probabilidad dónde y cuándo ocurrirán ciertas condiciones a partir de otras originadas en otras partes y tiempos anteriores. En otras palabras lo que ocurre aquí y ahora, es el producto de allá y antes. Esto suena poético, pero para nada lo es. Esto es física pura, estadística pura, pero ante todo paciencia!
El desplazamiento de las corrientes de aire sobre la superficie de la tierra ocurre en tres dimensiones….cosa compleja. Por lo tanto, la tarea de predicción del tiempo, que no es otra cosa que la predicción de dónde y cuándo va estar una masa de aire con condiciones definidas, debe hacerse en equis, ye y zeta. Por otra parte, como todo desplazamiento, la probabilidad de predecir la posición disminuye con el tiempo. Mezclando las dos cosas, la predicción del tiempo se vuelve imprecisa después de las 48 a 60 horas, y con el incremento de la distancia desde el punto de origen del proceso atmosférico que genera una ráfaga de viento, un huracán, una tormenta, un tornado u otro fenómeno como los «frentes».
En Colombia se mezclan tres aspectos que hacen de la predicción del tiempo atmosférico una labor titánica. Primero, el relieve u orografía del país es tan rico como su diversidad biológica. Segundo, debido a su ubicación en la esquina norte de Suramérica el país es influenciado por «procesos» atmosféricos que se originan en el Caribe, en el Pacífico y en la Amazonía. Tercero, debido a la ubicación en la zona tropical o «tórrida» (término que ya no sale ni en los periódicos) el país es influenciado por fenómenos estacionales, como la Zona de Convergencia Inter-Tropical o zona ecuatorial de alta precipitación, y por fenómenos de periodicidad multo-anual como la Oscilación Sureña, con sus dos facetas: El Niño y La Niña.
Mejor dicho, estamos jod…
En estos momentos estoy en Turbo, Antioquia. Región conocida como el Urabá antioqueño ubicado en el límite con Panamá (para aquellos que no lo sepan). Precisamente, esta zona tropical es un buen ejemplo de lo que acabo de escribir arriba. Llevamos tres días de un calor infernal y ahora acaba de soltarse un aguacero no menos infernal. En esta zona debería estar lloviendo como un loco desde hace un mes…pero no! Se dice que porque «estamos en El Niño»…y sí.
Trataré de explicarlo, como dice el título del blog, como una breve historia, con el patrocinio del IDEAM quien ahora con sus aplicaciones nos permite estar bien informados (…y que saque cada uno su «pronóstico» o «predicción»):
- En esta época debería haber lluvia porque la zona de máximo calor debería estar ubicada sobre Colombia (La zona de convergencia Intertropical o ZCIT). Efectivamente lo está, pero también está sucediendo otra cosa que genera más calor y por lo tanto impide que llueva de manera constante…es decir durante una semana completa. Por lo tanto, en las imágenes del satélite meteorológico no se ve el cinturón de humedad atmosférica que deberíamos ver sobre Colombia.
- Lo otro que sucede es que el océano Pacífico está que arde. Esto ocurre durante el fenómeno El Niño. Esto hace que se caliente la atmósfera y que llueva en el Pacífico pero no en la zona andina y el Caribe. Por ello las imágenes se ven como despejadas con nubarrones aislados. Pero entonces por que llueve por ratos en Antioquia y el Caribe?
- Hace unos años, dos profesores hidrólogos colombianos, Germán Poveda y Oscar Mesa, descubrieron una corriente de aire caliente y húmedo que viene del océano Pacífico y entra al país por el departamento del Chocó. A esta la llamó la corriente del Chorro del Chocó, porque tiene un caudal, sí caudal, equivalente al río Magdalena. Esto es lo que hace que en Urabá y Antioquia llueva como sin razón a veces. Ahora con El Niño, el Chorro está embravecido…(cayó otro trueno, eso me lo recuerda). Por esto, se ve en las imágenes que algunas nubes gigantescas vienen del Pacífico, se concentran en la cordillera Occidental y luego se disipan hacia el interior del país, no sin antes dejar unos buenos aguaceros.
- A Urabá también le toca su dosis de atmósfera Caribe. Aunque aquí no llegan los huracanes y tormentas tropicales que amenazan a las Antillas (masas ciclónica) que vienen desde las costas africanas, si llegan los mares de leva y algunos aguaceros como parte de los «coletazos» de dichos procesos.
- Para complicar todo, eventualmente llegan «frentes» provenientes del Atlántico norte que vienen desde Norteamérica como unas bandas arquedas, que si bien no traen tanta lluvia si traen vientos fríos y secos que pueden contribuir a las condiciones de sequía local.
- No nos olvidemos que la vegetación respira y transpira, por lo tanto en esta zona, donde aun quedan algunos bosques extensos (igual que en la Amazonía), tenemos nube propia.
Finalmente, todas estas corrientes de viento y humedad atmosféricos suben y bajan por las montañas de las serranías del Darién y del Abibe y convergen en el golfo de Urabá, haciendo de esta esquina de América una «delicia» para el estudio del tiempo atmosférico y de la oceanografía.
Colombia es un país mega-diverso, biológicamente hablando, pero también en términos de condiciones meteorológicas y de climas. Necesitamos más profesionales de las ciencias de la atmósfera para tener más consideración con quienes se atreven a pararse en los noticieros a compartirnos los «pronósticos» del tiempo. Mientras tanto, tengamos consideración nosotros.
(PD. Paró el aguacero. Me voy a cenar)